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jueves, 21 de enero de 2010

LA GRAN ESFINGE DE GIZA


Napoleón contemplando la Gran Esfinge, semienterrada por las arenas del desierto. Óleo de Jean-Léon Gérôme (1867-1868).

La Gran Esfinge, y restos del templo nuevo. Detrás, la pirámide de Kefrén

La Esfinge. Al fondo la Gran Pirámide

Antiguo templo de la Esfinge. Exterior

Antiguo templo de la Esfinge. Pilares de granito

Templo funerario de Micerino, construido junto a su pirámide en Giza, mostrando evidentes muestras de erosión en la piedra caliza debidas al viento arenoso y la lluvia

La Gran Esfinge de Giza es una monumental estatua que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, unos veinte kilómetros al sudoeste del centro de El Cairo. Los egiptólogos estiman que fue esculpida c. siglo XXVI a. C., formando parte del complejo funerario de dicho rey, durante la dinastía IV de Egipto.

Los lugareños la llamaban Abu el-Hol «Padre del Terror», corrupción de la expresión copta bel-hit, que se aplica a quien pone toda su inteligencia en los ojos y que traduce la denominación egipcia hu o ju que significa el guardián o vigilante.[1]

Construcción

La Gran Esfinge, y restos del templo nuevo. Detrás, la pirámide de Kefrén.
La Esfinge. Al fondo la Gran Pirámide.
Antiguo templo de la Esfinge. Exterior.La Gran Esfinge se realizó tallando un montículo natural de roca caliza en la meseta de Giza. Tiene una altura de unos veinte metros, midiendo el rostro más de cinco metros. La cabeza podría representar al faraón Kefrén teniendo el cuerpo la forma de un león. En épocas antiguas estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules. Sus dimensiones aproximadas son: 57 metros de longitud y veinte de altura.[2]

Culto
Se construyó un templo junto a la estatua, datado del Imperio Antiguo, y otro más al norte, frente a la esfinge, durante el Imperio Nuevo, como lugares de ofrendas a la "imagen viviente", que están comunicados con la pirámide de Kefrén mediante una larga avenida procesional. Gozó de veneración y culto por los egipcios desde la antigüedad, especialmente durante el Imperio Nuevo.

Fue identificada con el dios extranjero Horum, y con el dios egipcio Horus como Hor-em-Ajet, o Harmajis, "Horus en el horizonte". En lengua árabe la denominaron Abu el-Hol "Padre del Terror". El epíteto dado por los egipcios a las esfinges era shesep-anj "imagen viviente

Restauraciones
Se tiene constancia de restauraciones desde la dinastía XVIII, durante el Imperio Nuevo.

Los estratos calizos inferiores se descomponen fácilmente con la humedad del ambiente, pero la arena arrastrada por los vientos del desierto cubrió su cuerpo periódicamente, protegiéndola de la erosión durante siglos.

En época de Tutmosis IV, en la “Estela del Sueño” erigida frente a ella, se describe que en una cacería, el futuro Tutmosis IV, durmió bajo la cabeza de la Esfinge y esta, en sueños, le prometía que sería elegido rey si despejaba la arena que la cubría.

En el siglo XX se llevaron a cabo trabajos de restauración y consolidación del revestimiento desde el año 1925, con resultados poco satisfactorios por las técnicas y materiales empleados, con posteriores actuaciones en 1980 y 1992.

En el siglo XXI prosigue la restauración de los desperfectos originados por la erosión.[3]

Debido a los ataques de los mamelucos, hoy en día la esfinge no posee nariz ni barba postiza. Esta última se encuentra en el Museo Británico de Londres.[4]

La Gran Esfinge y la pseudoegiptología

Antiguo templo de la Esfinge. Pilares de granito.Los atlantes
La Gran Esfinge, junto con la Gran Pirámide, han sido temas recurrentes de escritores visionarios y adeptos del pensamiento mágico desde el siglo XIX. Edgar Cayce, visionario y curandero estadounidense, difundió la teoría de una antigua civilización: los atlantes. Para Cayce y sus seguidores, la Gran Esfinge había sido construida por los atlantes, y creen que bajo la estatua se encuentra la «Sala de los Archivos».

Cayce pretendía haber vivido en la Atlántida hace 15000 años, y tras su destrucción, huyó con los Archivos de dicha civilización a Egipto, enterrándolos cerca de la Esfinge.[5]

En 1957, Rhonda James y su hermana viajan a Egipto con el propósito de encontrar la «Sala de los Archivos», obtienen un permiso, y tras excavar dos metros y medio sólo encuentran agua (el nivel freático).[6] Mark Lehner, ferviente defensor de Cayce y de su teoría de los atlantes, también intentó encontrarla en 1973. Paulatinamente, fue abandonando dichas opiniones.[7] Actualmente, Lehner está considerado la mayor autoridad mundial en la Esfinge y la necrópolis de Giza.[8] Mark Lehner y Zahi Hawass, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, son los más destacados adversarios de dichas creencias.

La Fundación Edgar Cayce sigue patrocinando expediciones a Giza, escritores y documentales que apoyen sus creencias.[9]

La erosión de la Esfinge
Schwaller de Lubicz observó que la erosión de la Esfinge se podía deber a la acción del agua. Jhon A. West escribe que también se observa en los templos funerarios de los faraones, y si dicha erosión no se debe al viento arenoso, que suele mostrarse asombrosamente similar, la Esfinge podría datarse miles de años atras, cuando en Egipto había otro clima, indicando «15000 años».[10]

El geólogo Schoch, también apoya dicha idea y la estima entre 5000 y 7000 a. C. Pero parten de premisas erróneas, pues en la actualidad llueve en todo Egipto, con poca frecuencia, pero torrencialmente. El clima semidesértico actual se impuso en el país a fines del Imperio Antiguo de Egipto, hacia el año 2000 a. C. Los estudios geológicos de la erosión efectuados por J. Harrel, K. Gauri, y G. Vandecruys, en 2006, impugnaron la teoría de Schoch y concluyeron que la atribución de la Esfinge a la Dinastía IV es la interpretación más correcta.[11]

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