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lunes, 13 de septiembre de 2010

Elâ(h)î, Elâ(h)î!, ¿lema shebaqtanî?JESÚS DE NAZARET

Trazar una biografía al uso de Jesús de Nazaret es una tarea para el historiador prácticamente imposible ya que carece de fuentes históricas a tal efecto. Las fuentes disponibles, esencialmente los tres evangelios sinópticos, son de carácter doctrinal y apologético que no siguen en su exposición un orden cronológico (tal vez pueden ser una excepción los relatos de la pasión); aunque el historiador, entre la maraña teológica que las envuelve, con la metodología adecuada, sí puede extraer algunos datos biográficos que gozan de cierta garantía histórica.

Por consiguiente, hemos de ser parcos y cautelosos a la hora de exponer estos datos biográficos, mencionando únicamente aquellos que estén avalados por la ciencia histórica o a los que se les pueda atribuir cierto grado de certeza. Así, pues, con estas premisas, podemos decir que:

Jesús de Nazaret, según los textos de Lucas y Mateo, debió nacer entre los años 7 al 4 a.C. durante el reinado de Herodes el Grande.

Se ignora su lugar de nacimiento, aunque por las referencias evangélicas debió de ser Nazaret y no Belén, obedeciendo la atribución de Belén a una razón estrictamente teológica y no histórica.

A tenor de lo dispuesto por la Torah, Jesús debió recibir de su padre José la enseñanza más elemental, que más tarde se complementaría con la instrucción en la sinagoga local, donde se iniciaría en la doctrina farisea que es con la que más paralelos guarda su mensaje.

Aunque la tradición ha hecho de él un carpintero, la verdad es que el vocablo griego utilizado -tekton- para definir su profesión es muy impreciso y está más relacionado con la construcción (de donde deriva nuestra palabra "arquitecto") que con el trabajo de la madera.

Durante su juventud y primeros años de madurez debió trabajar en las numerosas obras emprendidas por Herodes Antipas en Galilea, concretamente en la vecina ciudad de Séforis y en Tiberíades.

Se ignora el estado civil de Jesús, aunque no hay información alguna en las fuentes que permita asegurar que era célibe.

En un momento impreciso Jesús inicia su vida pública como discípulo de Juan el Bautista, lo que debió suceder no antes del año 29, aunque es más probable que lo hiciera hacia el año 30.

Se ignora cuánto tiempo permaneció al lado del Bautista, aunque se separó de él antes de su prisión.

Se ignoran igualmente los motivos de esta separación, pero entre los estilos de vida de Jesús y del Bautista existían notables diferencias que pueden contribuir a explicarla. Tal vez hay que ubicar en este contexto el episodio de las tentaciones del Nazareno en el desierto, que dejaría traslucir una reflexión sobre su futuro mesiánico.

Una vez que se separa de Juan el Bautista, Jesús regresa a Galilea acompañado de sus primeros discípulos que también lo habían sido de Juan, entre ellos Andrés, Simón-Pedro, Felipe y Natanael. Se instala en Cafarnaúm e inicia su actividad pública propiamente dicha en la región occidental del lago de Genesaret o Mar de Galilea.

La actividad pública de Jesús se articula en torno al anuncio de la inmediatez del Reino de Dios y de la necesidad de conversión a fin de hacerse acreedores al mismo. Su mensaje se complementa con su labor sanadora y exorcista, como demostración de que la divinidad avalaba su palabra. Su discípulo Pedro, al presentar a su Maestro con posterioridad a crucifixión, define a la perfección en qué consistía esta actividad pública de Jesús: «(...) después del bautismo que predicó Juan: Cómo a Jesús, el de Nazaret, lo ungió Dios con Espíritu Santo y poder, el cual pasó haciendo el bien y sanando a los posesos del demonio, porque Dios estaba con él».

Hasta su huida a los territorios de Tiro y Sidón ante el acoso a que le somete Herodes Antipas, no se le conocen manifestaciones mesiánicas propiamente dichas. Sin embargo, al recibir el respaldo de sus seguidores regresa de incógnito a Galilea y cambia de estrategia. Decide viajar a Jerusalén y manifestarse allí como Mesías durante la Pascua.

A pesar de las precauciones que adopta en Jerusalén como el uso de contraseñas, contactos secretos y alojarse fuera de la ciudad, es detenido a raíz de sus públicas manifestaciones mesiánicas y sus ataques a la aristocracia sacerdotal, así como sus veladas consignas contra Roma.

A la conclusión de la cena pascual preparaba una nueva manifestación mesiánica que, a juzgar por los textos, debía ser más decisiva que las anteriores, pero esta acción fue oportunamente abortada por su detención.

Como la autoridad judía no podía imponer una pena de muerte, es puesto a disposición de la autoridad romana, que le condena a pena de muerte en cruz.

Se ignora la fecha de su crucifixión, sobre la que existen criterios dispares entre los especialistas, pero puede aventurarse con cierto grado de certeza la fecha del viernes 3 de abril del año 33.

El mismo día de su crucifixión Jesús fue descendido de la cruz y enterrado como un malhechor por orden del Sanedrín que obtiene el correspondiente permiso de Poncio Pilato.

Los textos evangélicos dan a entender que sus discípulas recuperaron días más tarde el cuerpo del Maestro para darle una sepultura digna.

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