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martes, 21 de septiembre de 2010

Tomás de Torquemada

Tomás de Torquemada, Primer Gran Inquisidor de EspañaTomás de Torquemada O.P. (Valladolid, 1420 - Ávila, 16 de septiembre de 1498) fue el Inquisidor General de Castilla y Aragón en el siglo XV y confesor de la reina Isabel la Católica. Gran artífice del Edicto de Granada, que ordenó la proscripción de todos los judíos de España para el 2 de agosto de 1492. En 1493 se retiró al convento de Santo Tomás de la ciudad de Ávila, donde acaecería su muerte cinco años más tarde.

Biografía
Se formó desde muy joven como dominico en el Convento de San Pablo en Valladolid. Se considera que pudo haber tenido ascendencia judía. Hernando del Pulgar, historiador de la época, al escribir acerca de Juan de Torquemada —tío del inquisidor—, dijo que "sus aguelos fueron de linage de los convertidos a nuestra santa fe católica" en su libro Claros varones de Castilla .

Tras ser destacado en sus servicios como monje y erudito, Torquemada fue nombrado Inquisidor General en 1482 por Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, entonces gobernantes del joven reino de España. La extensión de su poder sobre España fue facilitada por el asesinato del Inquisidor Pedro de Arbués en 1485 en Zaragoza, atribuido a una banda de «herejes» y judíos; y por el supuesto asesinato ritual del así llamado Santo Niño de La Guardia en 1491, también atribuido a una banda de judíos. En 1492 Torquemada fue uno de los propulsores de la expulsión masiva de los judíos de España.
Torquemada creció en Valladolid y, al igual que su tío (el cardenal Juan de Torquemada) se hizo fraile dominico. Era aún joven cuando fue enviado a ser prior en el Monasterio de Santa Cruz en Segovia, donde fue nombrado confesor de la princesa Isabel, heredera de Castilla. Fue coronada en 1473 y Torquemada llegó a ser el primer Inquisidor General de España una década más tarde. Existe muy poca información sobre la vida personal de Torquemada, que ha sido objeto de numerosas especulaciones.

El cronista español de esa época, Sebastián de Olmedo, lo llamó «el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden». El nombre de Torquemada, como parte de la leyenda negra de la Inquisición española, se ha convertido en un apodo para la crueldad y el fanatismo al servicio de la religión.

La Inquisición tocó la vida de cada individuo en España con minuciosidad rara vez igualada con anterioridad al siglo XX. Cualquier persona sobre la edad de 12 años (para niñas) y 14 (para niños) era completamente responsable para la Inquisición. Los «herejes» (cualquier persona que no comulgara con las ideas católicas) y los conversos (que se convertían en católicos para evitar la persecución) fueron los principales objetivos, pero quienquiera que osara hablar en contra de la Inquisición era considerado sospechoso. Para evitar la propagación de las «herejías», Torquemada, al igual que se hacía en toda Europa, promovió la quema de literatura no católica, en particular bibliotecas judías y árabes.

Juan Antonio Llorente, primer historiador del Santo Oficio, asegura que durante su mandato fueron quemadas más de 10.000 personas y otras 27.000 sufrieron penas infamantes, aunque investigadores como Gams o Hefele hablan sobre lo exagerado de estas cifras. Su retrato, en la tabla de la Virgen de los Reyes Católicos, nos presenta un rostro de facciones correctas muy distinto al del gángster macizo y sombrío, de ojos hundidos y labios apretados, que imaginaron los ilustradores románticos.

El inquisidor general o gran inquisidor (en latín: inquisitor Generalis) fue la máxima autoridad oficial de la Inquisición española. El más famoso fue probablemente el español Tomás de Torquemada, religioso dominico.

Contenido [ocultar]
1 Lista de inquisidores generales
2 Notas
3 Literatura
4 Bibliografía
5 Véase también


] Lista de inquisidores generales
Los siguientes personajes desempeñaron el cargo de inquisidores generales entre 1483 y 1834:

Tomás de Torquemada (1483-1498), Prior de Santa Cruz[1]
Diego de Deza, arzobispo de Sevilla (1498-1507). Renunció.
Francisco Jiménez de Cisneros: sólo en la Corona de Castilla (1507-1517), cardenal y arzobispo de Toledo.
Juan Enguera: sólo en la Corona de Aragón (1507-1513), obispo de Vic.
Luis Mercader: sólo en la Corona de Aragón (1512-1516), obispo de Tortosa.
Adriano de Utrecht: sólo en la Corona de Aragón (1516); inquisidor general de Castilla y Aragón (1518-1522), cardenal y obispo de Tortosa, papa Adriano VI (1522-1523).
Alfonso Manrique de Lara (1523-1538), arzobispo y cardenal de Sevilla.
Juan Pardo de Tavera (1539-1545), arzobispo de Toledo.
Juan García de Loaysa y Mendoza (1546), arzobispo de Sevilla.
Fernando Valdés (1547-1566), arzobispo de Sevilla. Renunció en 1566.
Diego de Espinosa (1567-1572), obispo de Sigüenza.
Gaspar de Quiroga (1573-1594), cardenal y arzobispo de Toledo.
Jerónimo Manrique de Lara (1595), obispo de Ávila.
Pedro de Portocarrero (1596-1599), obispo de Calahorra y Córdoba. Renunció.
Fernando Niño de Guevara (1599-1600), cardenal y arzobispo de Sevilla. Renunció.
Juan de Zúñiga (1602), obispo de Cartagena.
Juan Bautista de Acevedo (1603-1608), arzobispo in partibus infidelium.
Bernardo de Sandoval y Rojas (1608-1618), Cardenal y Arzobispo de Toledo.
Luis de Aliaga (1619-1621), confesor real. Renunció.
Andrés Pacheco (1622-1626), obispo de Cuenca.
Antonio Zapata y Cisneros (1627-1632), cardenal y arzobispo de Burgos. Renunció.
Antonio de Sotomayor (1632-1643), arzobispo de Damasco.
Diego de Arce y Reinoso (1643-1665), obispo de Plasencia.
Pascual de Aragón (1665), arzobispo de Toledo. Renunció.
Juan Everardo Nithard S.J. (1666-1669), confesor del rey, cardenal y arzobispo de Edesa. Renunció.
Diego Sarmiento de Valladares (1669-1695), obispo de Plasencia.
Juan Tomás de Rocabertí (1695-1699), arzobispo de Valencia.
Alonso de Aguilar (1699), cardenal. Nombrado por Carlos II, murió antes de que llegase la bula papal de confirmación.
Baltasar de Mendoza y Sandoval (1699-1705), obispo de Segovia. Fue cesado por Felipe V por sus simpatías austracistas durante la guerra de sucesión.
Vidal Marín del Campo (1705-1709), obispo de Ceuta.
Antonio Ibáñez de la Riva Herrera (1709-1710), arzobispo de Zaragoza.
Francisco Giudice (1711-1716), cardenal. Renunció.
José de Molines (1717), auditor de la Rota romana. Preso en Milán por las tropas austriacas, murió durante su cautiverio.
Juan de Arzamendi (1720), nombrado por Felipe V, murió antes de tomar posesión del cargo.
Diego de Astorga y Céspedes (1720), obispo de Barcelona. Renunció.
Juan de Camargo (1720-1733), obispo de Pamplona.
Andrés de Orbe y Larreátegui (1733-1740), arzobispo de Valencia.
Manuel Isidro Manrique de Lara (1742-1746), arzobispo de Santiago.
Francisco Pérez de Prado y Cuesta (1746-1755), obispo de Teruel.
Manuel Quintano Bonifaz (1755-1774), arzobispo de Farsala. Renunció.
Felipe Beltrán Serrano (1775-1783), obispo de Salamanca.
Agustín Rubín de Ceballos (1784-1793), obispo de Jaén.
Manuel Abad y Lasierra (1793-1794), obispo de Astorga y arzobispo de Selimbria.
Francisco Antonio de Lorenzana (1794-1797), cardenal arzobispo de Toledo. Renunció.
Ramón José de Arce (1798-1808), arzobispo de Burgos y Zaragoza. Renunció.
Abolición de la Inquisición (1808-1814), durante la ocupación napoleónica de España.
Francisco J. Mier y Campillo (1814-1818), obispo de Almería.
Jerónimo Castellón y Salas (1818-1820), obispo de Tarazona.
Abolición de la Inquisición (1820), durante el Trienio Liberal.
[editar] Notas
↑ En 1494, el Papa Alejandro VI nombró inquisidores generales adjuntos a Martín Ponce de León, arzobispo de Mesina; Iñigo Manrique, Arzobispo de Sevilla; Alonso Suárez de Fuente el Saz, obispo de Mondoñedo; y Francisco Sánchez de la Fuente, obispo de Ávila.
[editar] Literatura
El Gran Inquisidor es también el nombre de un capítulo de la obra literaria Los hermanos Karamázov, del escritor y filósofo ruso Fyodor Dostoevsky. El personaje central de la pieza es un Gran Inquisidor que arresta y procesa a Jesús de Nazaret.

[editar] Bibliografía
PÉREZ VILLANUEVA, Joaquín, y ESCANDELL BONET, Bartolomé: "Historia de la Inquisición en España y América. I: El conocimiento científico y el proceso histórico de la Institución (1478-1834)". Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1984. ISBN 84-220-1158-1



Diego de Deza O.P.Sucesor de Torquemada.
Arzobispo de Sevilla

Deza y Colón. Detalle del monumento a Colón de Madrid (A. Mélida, 1885).
Consagración episcopal 1487
Otros títulos Obispo de Zamora
Obispo de Salamanca
Obispo de Jaén
Obispo de Pasencia
Arzobispo de Sevilla
Inquisidor General de España

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Nacimiento 1443 en Toro, Zamora
Fallecimiento 9 de junio de 1523, en Sevilla
Alma Máter Universidad de Salamanca

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Diego de Deza O.P. (Toro, Zamora, 1443 – † Sevilla, 9 de junio de 1523) fue un arzobispo, teólogo e inquisidor español.

Contenido [ocultar]
1 Vida en la corte
2 Cristóbal Colón
3 En la Inquisición
4 Vida episcopal
5 Obras
6 Enlaces externos


Vida en la corte

En 1486 fue nombrado tutor del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, y se introdujo en la vida de la corte, renunciando a su cátedra. Luego fue nombrado obispo de Zamora y en 1494 de Salamanca. El príncipe residió con él y en esta ciudad contrajo la enfermedad que le llevaría a la muerte, en octubre de 1497. En 1498 fue nombrado Obispo de Jaén, y entre 1500 y 1504 ocupó el obispado de Palencia, siendo nombrado posteriormente Arzobispo de Sevilla, cargo que ocupó desde 1504 hasta 1523.

Como prelado, destacó por el interés en elevar el nivel cultural del estamento eclesiástico y en fortalecer su disciplina, así como por su actividad sinodal: convocó el Concilio de Salamanca de 1497 y el de Palencia de 1500, cuyos capítulos reflejan sus preocupaciones reformistas. Sin embargo, los cargos que poseía en la Corte, a los que en 1500 se añadieron los de capellán mayor, confesor real y Gran Canciller de Castilla, le impidieron residir en las sucesivas diócesis que regentó. En 1497, tras la publicación de la bula Quanta in Dei Ecclesia y mediante la concesión del breve Alias ex certis, el Papa le encomendó la reforma de la Orden de los dominicos; mediante el breve Alias ex vobis (14 de noviembre de 1499), fue encargado junto con Cisneros y Desprats de la reforma de las comunidades mendicantes.

Cristóbal Colón
Defendió ante los reyes las ideas de Colón, de quien fue amigo, y lo acompañó a Salamanca para enfrentarse al claustro de la Universidad. Probablemente, a través de Deza se produjo el contacto de Colón con el cardenal Pedro González de Mendoza. Algunos historiadores le atribuyen un papel decisivo como mediador de Colón ante los Reyes Católicos.

En la Inquisición
En 1498 recibió la bula de Alejandro VI que lo confirmaba como Inquisidor General de Castilla y León y en 1499 la que hacía extensiva su jurisdicción a los territorios de la Corona de Aragón. Pero compartió la dignidad de inquisidor mayor con otros obispos nombrados en época de Torquemada hasta 1504, en que asumió la presidencia única del Santo Oficio. En 1500 y 1504 amplió las disposiciones de 1484 que regulaban el funcionamiento de los tribunales, contemplando nuevos casos que carecían de reglamentación y oredenó a todos los oficiales de la Inquisición que hiciesen uso de la obra Directorium Inquisitorum, de Nicolás Eimeric, editada en 1503. En 1504 ordenó confiscar los escritos de Antonio de Nebrija por las declaraciones de éste en favor de la intervención de los filólogos en la revisión de los textos de las Sagradas Escrituras.

Como consecuencia de su interés por ampliar la jurisdicción y poderes del Santo Oficio en todos los territorios dependientes de la monarquía española, dispuso la instauración de la Inquisición en Sicilia en 1500 e intentó sin éxito establecer un tribunal en Nápoles en 1504. Se enfrentó con fray Hernando de Talavera, quien se opuso a la introducción de los inquisidores en el obispado de Ávila y posteriormente a la creación de un nuevo distrito del tribunal en Granada, de cuya diócesis era regente. La actitud de Talavera motivó el proceso que inició en su contra Diego Rodríguez de Lucero, inquisidor de Córdoba, y las consiguientes protestas que contra este último elevaron a Deza el marqués de Priego y el conde de Cabra. Deza, quien desde 1504 ocupaba la mitra de Sevilla, defendió la actuación de Lucero y le mantuvo en su cargo, a la par que renunciaba a hacerse cargo del proceso de Talavera. Su actitud ante el caso, que provocó desórdenes y revueltas en Córdoba, unida al rigor que demostró en la persecución de los conversos, motivó la orden, en 1506, de Felipe el Hermoso de que se suspendiesen todos los procesos del Santo Oficio que se hallasen en curso y subdelegase su cargo en el obispo de Catania, Diego Ramírez de Guzmán. Tras la muerte del monarca ese mismo año, Deza intentó infructuosamente recuperar la dignidad de inquisidor general, ya que en 1507 Fernando el Católico nombró para el cargo al cardenal Cisneros.

Vida episcopal

A partir de esa fecha, Deza se dedicó a la organización interna de la diócesis sevillana. En 1512 convocó un concilio provincial en el que ordenó colocar públicamente en todas las parroquias de su jurisdicción tablas en las que estuviesen escritos los principales artículos de la fe para que los sacerdotes las leyeran y explicaran a sus parroquianos y contribuir así a la formación religiosa popular, iniciativa considerada como de los primeros impulsos dados al programa catéquico desarrollado durante el s.XVI. En 1515 estableció en la diócesis el estatuto de limpieza de sangre, con lo que el sevillano se erigió en el segundo cabildo español en impedir la promoción de los descendientes de judíos o conversos. En 1517 fundó en Sevilla el colegio universitario dominico de Santo Tomás, equiparado en rango a los de Valladolid y Salamanca.

Fue nombrado arzobispo de Toledo, pero no llegó a tomar posesión del trono episcopal, pues murió antes, el 9 de junio de 1523. No obstante, Adriano VI promulgó las bulas que lo confirmaban en su dignidad. Sus restos mortales se encuentran en un sepulcro situado en la Capilla de San Pedro de la Catedral de Sevilla. Destacó como impulsor de numerosas obras en las diócesis que rigió, especialmente las reformas y ampliaciones en el convento de San Estebán de Salamanca, en la catedral e iglesias de Zamora, en la dotación de arte mueble de la seo palentina, con el encargo del retablo mayor a Bigarny, y sobre todo en la catedral de Sevilla, cuyas obras alcanzaron un gran desarrollo entre 1511 y 1518.

Obras
Recogió sus enseñanzas en Novarum deffensionum doctrinæ Angelici doctoris beati Thomæ de Aquino (1517), basada en las doctrinas de Juan Capreolo, aunque con innovaciones metodológicas, contenidas principalmente en el apartado notabilia o notanda, donde incluye sus aportaciones al estudio de la figura de Santo Tomás de Aquino.

Predecesor:
Juan de Meneses Obispo de Zamora
1487 - 1494 Sucesor:
Diego Meléndez de Valdés
Predecesor:
Oliverio Caraffa (Administrador apost.) Obispo de Salamanca
1494 - 1498 Sucesor:
Juan de Castilla
Predecesor:
Luis Osorio Obispo de Jaén
1498 - 1500 Sucesor:
Alonso Suárez de la Fuente del Sauce
Predecesor:
Alfonso de Burgos Obispo de Palencia
1500 - 1504 Sucesor:
Juan Rodríguez de Fonseca
Predecesor:
Juan de Zúñiga Arzobispo de Sevilla
1504 - 1523 Sucesor:
Alfonso Manrique de Lara
Predecesor:
Tomás de Torquemada
Inquisidor General de España
1498-1507 Sucesor:
Cardenal Cisneros
Tomás de Torquemada era un tipo muy aficionado a montar hogueras para freír chorizos. Lo malo es que junto a la madera usaba gente en lugar de chorizos. Vivió en el S. XIV y se rumorea que era un mago poderoso.



Infancia

Tomasín nació en un pueblecito de Castilla llamado Torquemada, llamado así después de que Tomás quemase medio pueblo de Tor. Ya de pequeño tenia cierta adicción al fuego. Quemaba todo lo que podría ser quemado. Rápidamente aprendió el conjuro "Manos ardientes" y con el freía a todo aquel que osase contradecirle. En su pueblo creían que era un enviado de Satán para castigarles por sus malas acciones.

Juventud

Torquemada Lanzando uno de sus primeros conjurosTomás creció y su afición por el fuego fue en aumento. Aprendió muchos conjuros de fuego para seguir achicharrando a enemigos mas poderosos. Quemo vivos a sus mentores porque los consideraba indignos de el, ya que se dedicaban a otros usos de la magia que no consistían en quemar vivos a todos los seres vivos posibles en el menor tiempo posible. Tras una noche de mucho alcohol, porros y muchas sustancias alucinógenas, Tomás vio a Dios que le dijo: "¡¡¡Quema a todos los herejes en el nombre de mi tallarín... etérea forma!!!". Y Tomás se puso manos a la obra. Así se metió a monje para llegar a alcanzar el objetivo marcado por Dios

Jefe Supremo de la Santa Inquisición

Torquemada a caballo sembrando en terror por el lugarTras unos años como monje se dedico a extorsionar a otros eruditos que vivían con el. Se presume que el fue el inventor de las cerillas, ya que los que se negaban a pagar un soborno aparecían quemados. Tras unos cuantos años de extorsiones y terror, Torquemada se convierte en el primer inquisidor del reino de Castilla. Nadie podÍa contradecirle ni nadie podía ponerse en su contra, todo el que lo hacia acababa en la hoguera asado cual parrillada. Se rumorea que el propio Torquemada y sus mas allegados comían después la carne de los muertos ofreciéndosela antes a Dios. Se seguía metiendo de todo como en sus tiempos jóvenes y cada vez que se metía algo decía que Dios se le había aparecido y que le ordenaba quemar mas herejes.

Muerte

¡¡Con la inquisición si que vivíamos bien, y no como ahora!!Todo el mundo opinaba que esto no podía seguir así. Tras ello un grupo de valientes decidieron asaltar la fortaleza sombría de Torquemada para acabar con el. Millares de personas se opusieron al tirano inquisidor, pero el, con conjuros de "Bola de Fuego" se libraba de todos que morían quemados. Solo pudieron debilitarlo para atraparlo en un espacio temporal diferente, para que dejase de joder en esa época

Resurrección

Antigua y actual forma de Tomás de TorquemadaCon el paso de los años Torquemada consiguió salir de su encarcelamiento temporal gracias a sus arcanas virtudes para aterrizar en nuestros días. Hoy en día se le conoce como "Ratzinger", Santo Padre de la Iglesia, donde continua su reinado del terror después de haber acabado con muchos eclesiásticos. Todavía no se ha descubierto su tapadera y pocos han visto sus malvadas acciones. Su objetivo en esta nueva vida es acabar con los malditos cabrones que le encerraron en su anterior vida y, en caso de estar muertos, (cosa muy probable) acabar con sus descendientes.

Su obra

Cuantas cosas le debemos a Torquemada. Pregúntale al que esta atado y veras las maravillas que te cuentaGracias a Tomás de Torquemada podemos asegurar y confirmar que no quedan ya brujos, magos y demás seres mágicos, ya que bajo la tapadera de la caza de herejes acabo con todos estos seres.
Tenemos que agradecerle también la quema de varios libros lo suficientemente interesantes para haberlos podido leer. El motivo para la quema de libros era la falta de astillas para encender sus hogueras.
Consiguió que su legado se continuase durante unos cuantos años, cosa que casi ningún ser del mal consiguió durante mucho tiempo.
Consiguió que el reino de Castilla fuese mucho mas seguro sin brujería ni cosas raras que solo veía el y cuatro fanáticos mas.
Conseguía los petas a buen precio y consiguió rebajarlos en un 50% con respecto al anterior precio. Los yonkis de la época le adoraban
Sus aficiones

¡¡¡Que vaya rápido, que a mi me gusta la carne poco hecha!!!Quemar a inocentes en la hoguera
Quemar libros, según el prohibidos
Tiranizar al pueblo
Acojonar al personal
Sacarse los mocos en publico
Escupir a los campesinos
Quemar cosas
Acabar con los infieles y/o herejes
Dominar el mundo
La carne humana
Misión de su actual reencarnación

Pokemonización:Torquemada => Benedicto XVI => Emperador BenedictoBajo la forma de Benedicto XVI, Torquemada pretende restaurar la Santa Inquisición situando su sede en el Vaticano para volver a expandir su reinado de terror. La restauración de la inquisición es solo el comienzo, tras ello pretende dominar el mundo creando un ejercito de fanáticos religiosos dispuestos a morir por la causa. Su afición por el fuego no fue a menos, así que preparaos para nuevas hogueras, textos prohibidos, etc. Tiene ya en el punto de mira a Dan Brown, por ser el autor de "El Código da Vinci", así que no os sorprenda que en breves le veamos ardiendo junto a sus libros. Una vez que domine el Estado Vaticano se lanzara a la conquista de toda la Tierra para, una vez que la tenga dominada, dominar la galaxia como el Emperador Benedicto, quemando planetas enteros y creando una escuela de magia oscura capaz de terminar con todo bicho que se ponga en su contra.

Principal enemigo actual

Principal opositor a la tiranía de la actual forma de TorquemadaSu principal enemigo, opositor y líder de la rebelión antireligión es Dan Brown. El, junto con un montón de escritores contemporáneos suyos formaron la alianza rebelde contra la tiranía de su malvacidad. El numero de escritores crece con el paso del tiempo, siendo hoy casi el único genero literario en bibliotecas. En la oscuridad, Torquemada/Benedicto XVI prepara un asalto final contra estos herejes de la cristiandad. Se cree que estos autores son los únicos supervivientes aniquilados por Torquemada en el pasado y que lucharan hasta la muerte por defender su libertad.

Otros enemigos menores actuales
El Condón
El progreso
La ciencia
Los paganos

¿Sabías que...?
... siempre que le pedías fuego te lo daba?
... era muy fogoso en la cama?
... le encantaban las parrilladas?
... tenia un asador propio?
... lo expulsaron del infierno?
... era un compañero ideal para borracheras y fumadas?
... tenia fuego en el culo?
... tenia a los leñadores de la época muy ocupados?
... pretende restaurar la inquisición en nuestro tiempo bajo la forma de Ratzinger Z?
...el grupo Asturiano de Heavy Metal Avalach le dedico una canción? (verídico)


Torquemada, Tomás de (Otra version)

Primer Gran Inquisidor de España, nacido en Valladolid en 1420; murió en Ávila el 26 de Setiembre de 1498. Era sobrino del célebre teólogo y cardenal, Juan de Torquemada. En su temprana juventud ingresó al monasterio Dominico en Valladolid, y más tarde fue nombrado prior del Monasterio de Santa Cruz en Segovia, puesto que desempeñó durante veintidós años. La Infanta Isabel lo escogió como su confesor mientras estuvo Segovia, y cuando ella asumió el trono de Castilla en 1474 él se convirtió en uno de sus más confiados e influyentes consejeros, pero rechazó todos los altos nombramientos eclesiales, prefiriendo permanecer como un simple fraile.

En ese tiempo la pureza de la Fe Católica en España estaba en gran peligro por los numerosos Marranos y Moriscos, quienes, por razones materiales, se convirtieron en falsos convertidos del Judaísmo y Mahometismo al Cristianismo. Los Marranos cometieron serias atrocidades en contra de la Cristiandad y se propusieron judaizar toda España. La inquisición, que los soberanos católicos habían autorizado que establezca Sixto IV en 1478, había, a pesar de las injustificadas crueldades, fallado en su propósito, principalmente por ausencia de centralización. En 1483 el papa nombró a Torquemada, quien había sido un inquisidor asistente desde el 11 de Febrero de 1482, Gran Inquisidor de Castilla, y el 17 de Octubre le extendió su jurisdicción hasta Aragón.

Como representante papal y oficial de mayor rango en la corte inquisitorial, Torquemada dirigió la empresa entera de la Inquisición en España, fue autorizado a delegar sus facultades inquisitoriales a otros Inquisidores de su propia elección, quienes permanecían bajo su responsabilidad, y estableció las apelaciones a la Santa Sede. Él inmediatamente estableció tribunales en Valladolid, Sevilla, Jaén, Ávila, Córdoba y Villa Real, y, en 1484, en Zaragoza para el Reino de Aragón. También instituyó un Consejo Superior, que consistía de cinco miembros, cuyo jefe tenía la obligación de ayudarlo en la escucha de las apelaciones (ver INQUISICIÓN --La Inquisición en España). Convocó una asamblea general de inquisidores españoles en Sevilla, el 29 de Noviembre de 1484, y presentó un bosquejo de veintiocho artículos como guía. A esto añadió varios nuevos estatutos en 1485, 1488 y 1498 (Reuss, "Sammlungen der Instructionen des spanischen Inquisitionsgerichts", Hanover, 1788). Los Marranos encontraron poderosas maneras de evadir los tribunales en los judíos de España, cuyas riquezas los habían hecho muy influyentes y sobre los que la Inquisición no tenía jurisdicción. En esta situación Torquemada pidió a los soberanos que exijan a los judíos que se conviertan en cristianos o que abandonen España. Para frustrar esta medida los judíos acordaron pagan al gobierno español 10,000 ducados si los dejaban tranquilos. Existe una tradición que cuando Fernando estaba a punto de ceder a la tentadora oferta, Torquemada se le apareció, sosteniendo un crucifijo en lo alto, y exclamando: "Judas Iscariote vendió a Cristo por 30 monedas de plata; Su Alteza está a punto de venderlo por 30,000 ducados. Aquí está Él; tómelo y véndalo." Dejando el crucifijo en la mesa abandonó la habitación. Principalmente a través de esta mediación los Judíos fueron expulsados de España en 1492.

Se ha escrito mucho sobre la inhumana crueldad de Torquemada. Llorente registra que durante el mando de Torquemada (1483-98) 8800 personas fueron quemadas y 9654 fueron castigados de diferentes formas (Histoire de l'Inquisition, IV, 252). Estos datos son altamente exagerados, como ha sido concluyentemente probado por Hefele (Cardenal Giménez, cap. xviii), Gams (Kirchengeschichte von Spanien, III, II, 68-76), y muchos otros. Incluso el historiados judío Graetz se satisface sosteniendo que "bajo el primer Inquisidor Torquemada en el transcurso de catorce años (1485-1498) por lo menos 2000 judíos fueron quemados como pecadores impenitentes" ("Historia de los judíos", Filadelfia, 1897, IV, 356). La mayoría de historiadores sostienen con el protestante Peschel (Das Zeitalter, der Entdeckungen, Atuttgart, 1877, pp. 119 sq.) que el número de personas quemadas desde 1481 hasta 1504, cuando Isabel murió, fue cerca de 2000. Si la forma de Torquemada de indagar y castigar a los herejes era justificable es un asunto que debe ser decido no sólo comparado con el nivel penal del siglo quince, sino también, y principalmente, a través de una investigación sobre la necesidad de preservar el cristianismo en España. El cronista español contemporáneo, Sebastián de Olmedo (Chronicon magistrorum generalium Ordinis Prædicatorum, fol. 80-81) llama a Torquemada "el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden".

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