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lunes, 13 de septiembre de 2010

LA RESURECCION DE CRISTO

La resurrección de Jesús de Nazaret es fundamental para la fe cristiana.
Como con cualquier otro hecho histórico la Resurrección de Cristo no puede demostrarse científicamente, ya que los hechos acontecidos no pueden reproducirse. Sin embargo, las evidencias históricas abrumadoramente favorecen la historicidad de este sobrenatural evento.
La existencia de la iglesia cristiana, la vida y martirio de los apóstoles, la conversión de Pablo y de Santiago (el hermano de Jesús), así como la tumba vacía, deben ser explicados de alguna manera. Queremos mostrar que estos hechos se explican mejor como el resultado de la resurrección de Cristo.
Las teorías que pretenden explicar la resurrección de una manera natural son menos creíbles que el milagro mismo.
Así lo han entendido personas que han intentado desmentir la resurrección desde un punto de vista histórico. Después de estudiar el tema en profundidad, comprobaron su veracidad y depositaron su fe en Jesús. Ejemplos de esto lo son Lord Lyndhurst (Gran Bretaña), Simon Greenleaf (prominente abogado y profesor en Harvard, USA) y Frank Morrison, abogado y escritor inglés.
Si, en cumplimiento de sus propias palabras Jesús de Nazaret se levantó de entre los muertos, su resurrección es el sello divino a su identidad: Hijo de Dios y Salvador del mundo.

Introducción
¿Cómo lo explicamos?

Antecedentes

Posibles explicaciones

¿Mente abierta?


Introducción Ir arriba
La Resurrección de Cristo, fundamental para el Cristianismo.
Los cristianos son los primeros en admitir que en la veracidad o no de la Resurrección de Cristo yace el fundamento de la Fe Cristiana.


Jesucristo, figura central del cristianismo, alegó ser Hijo de Dios y Salvador del mundo. Como parte central y señal de la veracidad de su mensaje anunció que se levantaría de entre los muertos. Es el carácter de Jesús lo que está en juego en la resurrección. El apóstol Pablo escribió que "si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe."

Si Jesús no resucitó, ¿cómo explicamos lo que sucedió?
Son varios los hechos históricos que sólo pueden explicarse si Cristo resucitó. Veamos algunos.

La existencia de la Iglesia Cristiana. El mensaje cristiano comenzó a ser predicado apenas unos cincuenta días después de la muerte de Jesús. Comprobar la falsedad o la veracidad de la resurrección que Pedro proclamaba era fácil. ¿Por qué no fue refutada entonces? El cristianismo hubiera muerto allí mismo, en "la cuna."

Los apóstoles. Todos los discípulos de Jesús tenían miedo y, aterrorizados después de su muerte se encerraron temiendo lo peor. Ninguno de ellos esperaba que Jesús resucitara.


Ahora bien. Tan sólo unas semanas después, este grupo de hombres se pusieron frente a una multitud, algunos de ellos responsables directos de la muerte de Jesús, y predicaron el mensaje de Dios. ¿Qué transformó a estos cobardes en valientes? ¿Qué les sostuvo ante la persecución que siguió? ¿Qué les llevó a sufrir el martirio?

Pablo. Un caso en extremo particular e importante lo es el de Saulo de Tarso, mejor conocido como el Apóstol Pablo. Lo que hace a este caso tan especial lo es este hecho: existe abrumadora evidencia histórica de que su extrema aversión contra la naciente iglesia cristiana cambió súbitamente. Él se convirtió en el mayor exponente del Evangelio y en el autor de una tercera parte del Nuevo Testamento.


De miembro del Sanedrín (organismo que regía al pueblo judío en lo religioso) se convirtió en Apóstol cristiano. De perseguidor en perseguido. Finalmente, murió decapitado por su fe en Roma cerca del año 64 DC.
¿Cómo explicarlo?


Mientras perseguía a la iglesia algo sobrenatural le sucedió. Jesús resucitado se le presentó visiblemente. El encuentro le dejó ciego y confuso por tres días hasta que, confesando a Cristo, fue bautizado por un líder judío de la comunidad cristiana de Damasco.

Santiago. Lo que lo hace particular es su parentesco con Jesús. Él era uno de sus hermanos y rechazó las inclinaciones mesiánicas de su hermano mayor. Se burló de él tildándolo de loco. Sin embargo, años más tarde le vemos presidiendo el primer Concilio de la iglesia cristiana en Jerusalén. ¿Qué ocurrió?
Los documentos hablan de un encuentro del Cristo resucitado con su hermano Santiago.

El gran monumento. La tumba de Jesús no contiene sus restos. La tumba de Jesús siempre ha estado vacía. Aún en el primer siglo nunca se discutió la ausencia del cuerpo de Jesús.

¡No lo creo!, dirás. No te culpo. Es increíble. Muchas personas han dudado de esta explicación milagrosa de los hechos, y han dado varias explicaciones naturales que los expliquen. Examinémoslas. Pero antes, es necesario explicar algunos detalles.

Antecedentes de la Resurrección Ir arriba
El proceso de la crucifixión. El tormento de la cruz comenzaba antes de la propia crucifixión. A ésta le precedía la tortura. El soldado romano usaba un látigo con trozos de metal o de hueso en su extremo. Con repetidos golpes la espalda del preso era desgarrada hasta el extremo de que, según lo atestiguan fuentes antiguas, la piel se rompía y los músculos y las vísceras podían quedar expuestas. La pérdida de sangre era significativa.
Ya en el lugar de la crucifixión se aplicaban los clavos traspasando las muñecas y uniendo con un sólo clavo los dos talones al madero.


En condiciones normales, los crucificados morían en una lenta agonía que podía durar varios días. Para acelerar el desenlace, se les quebraban las piernas de manera que perdieran su punto de apoyo y murieran de asfixia.


Tumba, roca y guardia. Los líderes judíos sabían que Jesús había hablado de su resurrección. Por esa razón consiguieron que Pilato, el gobernante romano, ordenara el emplazamiento de una guardia romana que custodiara la tumba de Jesús. La guardia romana constaba de unos cuatro soldados que cada cuatro horas alternaban su turno de vigilancia. Estaban preparados para defender con sus armas y con su vida la tumba. Las leyes romanas establecían la pena de muerte para el soldado que se durmiera en su puesto de vigilancia.

Volvamos a nuestro tema. Aclarados estos importantes antecedentes, presentemos ahora las explicaciones naturales que pretenden desmentir el milagro de la resurrección de Jesús. Intentaremos contestarlas seguidamente.

Explicación Nº 1. En realidad Jesús no murió. Sólo sufrió un desmayo. Creyéndole muerto cumplieron con él los ritos mortuorios y le dejaron en la tumba. Allí despertó y se recuperó de sus heridas.
Hay varios problemas con esta teoría. En primer lugar las personas que declararon muerto a Jesús tenían experiencia en ejecuciones y sabían distinguir entre una persona viva y una muerta.
En adición, uno de los testigos oculares observó cómo, cuando se le perforó el pecho a Jesús con una lanza, salió "sangre y agua." Cosa sólo posible con una lesión cardiaca que haría imposible la vida.



Explicación Nº 2. Jesús no resucitó y lo que sus seguidores vieron fue una alucinación. Esta interesante teoría plantea que lo acontecido tras la muerte de Jesús obedece a un tipo de histeria en masa.
Lo que a primeras luces suena plausible deja de serlo con un ligero examen. Se sabe que las alucinaciones van acompañadas de ciertas particularidades tanto en la carácter de las personas que las sufren como en las circunstancias en las que se dan. Las alucinaciones son usualmente experimentadas por personas impresionables, nerviosas y fácilmente sugestionables. Se suelen dar en lugares y momentos específicos. Suelen afectar sólo uno de los sentidos y desaparecen poco a poco.
El fenómeno narrado en el caso de Jesús nos presenta una situación muy diferente. Los testigos de la Resurrección (en ocasión llegó a haber 500) eran personas de características muy diferentes.
Los discípulos no esperaban ver a Cristo con vida. Estaban aterrados y encerrados esperando que vinieran a por ellos. Al ver a Jesús, todos se sorprendieron y expresaron temor.
Varios sentidos fueron afectados en estos encuentros. A Jesús se le vio, escuchó, tocó y se le observó comer. Sus apariciones duraron unas siete semanas y, luego terminaron abruptamente. ¿Alucinaciones? Improbable.


Explicación Nº. 3. El cuerpo de Jesús fue robado del sepulcro. El interés de esta teoría es grande ya que fue la usada en el primer siglo por los líderes judíos. Varios grupos podrían haber sido responsables del robo: Romanos, judíos o los mismos discípulos. Veamos...
Que los judíos o romanos robaran el cuerpo es muy improbable. Si hubiera ocurrido así, ellos mismos podrían haber enseñado el cadáver y terminar temprano con la naciente fe cristiana, y con las complicaciones que trajo a la ya difícil situación judía.
Que fueran los discípulos los que robaran el cuerpo de Jesús es la otra variante de esta teoría. Examinemos.
Sin quererlo, fueron los mismos judíos y sus cómplices romanos los que prepararon el escenario para que esta teoría pudiera contradecirse hoy. Para robar el cuerpo de Jesús los discípulos (que huyeron despavoridos cuando Jesús aún estaba con vida) tendrían que haber sido capaces de desarmar a los soldados romanos. Luego tendrían que mover una piedra de dos toneladas.
Aún hay más. El carácter de estos hombres está descrito en la historia, tanto religiosa como secular, como uno de la más alta integridad y honestidad. Además, ¿morirían estos hombres por una mentira fabricada por ellos mismos?


Explicación Nº. 4 ¿Invención premeditada? El número de testigos, su carácter y su martirio van contra esta posibilidad.
En adición, las características de la historia tal y como están registradas en los documentos antiguos, presentan algunos aspectos que sugieren que es una historia real y no una invención.
Por ejemplo, de nosotros inventar una historia como ésta, ¿presentaríamos a Pedro, el primer líder de la iglesia, como un pusilánime y miedoso? ¿Presentaríamos a los apóstoles asustados y escondidos en el mismo lugar donde tuvieron su última reunión con Jesús antes de morir. Considerando el bajo nivel que se le otorgaba a la mujer en esta sociedad, ¿hubiéramos escogido a María Magdalena como primer testigo de la Resurrección?
No, la historia está llena de aspectos que revelan su originalidad y veracidad.


Mente abierta, a pesar del escepticismo. Ir arriba
Hablar de la Resurrección de Cristo es, por supuesto, hablar de lo milagroso. Nuestro problema ante un evento así suele ser que descartamos de antemano la posibilidad de lo milagroso o sobrenatural. Entonces rehusamos creer en la resurrección, no porque las evidencias no nos convenzan, sino porque ya hemos decidido que no puede ser cierta.
Por eso te invito a "dudar de tu duda" y, con "Mente Abierta", examinar la evidencia.

¿Qué nos queda?
Como decíamos al principio, las explicaciones que se dan para explicar de manera natural lo que ocurrió aquel domingo en Jerusalén son más difíciles de creer que la misma Resurrección.


El conocido escritor inglés C.S. Lewis escribió que tenemos sólo tres alternativas para explicar a Jesús y lo que dijo de sí. "O era un loco, o un mentiroso o lo que dijo ser era verdad." Si Jesús resucitó, entonces lo que él dijo de sí era cierto. Si Jesucristo resucitó, sus palabras "Yo soy el camino la verdad y la vida" no son el exabrupto de un maniático o de un farsante, sino la afirmación del mismo Hijo de Dios.


Y lo que yo decida respecto a Él es determinante para mi vida aquí... Y en la eternidad.

©José R. Martínez Villamil
Barcelona, 1999.

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