"Ser inmoral es gastar dinero en aburrirse, ser moral es aburrirse gratis"



sábado, 11 de septiembre de 2010

La Madre

Queridísmos amigos y hermanos del portal: hoy que escribo esta reflexión es 28 de diciembre. No sé en vuestros países o en vuestras religiones, pero en la tradición cristiana se recuerda este día como el de los Santos Inocentes. Para quienes desconozcan de qué se trata, en un día como este hace 2001 años, el rey Herodes mandó a matar a todo niño menor de dos años, porque sabía del nacimiento del Mesías por los Reyes Magos y temía que éste ser ocupase su trono como Rey de los Hebreos. La escritura dice:

Al ver Herodes que había sido burlado por los sabios, se encolerizó sobremanera, y mandó a su gente e hizo matar a todos los niños que había en Belén y en sus alrededores, de dos años para abajo, correspondientemente al tiempo de que tuvo noticia por los sabios. Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: "una voz se oye en Rama, llantos, lamentación y gran duelo. Raquel llora por sus hijos, y rehusa ser consolada, porque ya no existen".

Y he hecho esta introducción, porque estos niños sacrificados dejaron a madres en el mayor de los dolores. Quiero mis amados que hoy hablemos de esta palabra tan importante: Madre. Me habéis escuchado llamar a Dios como Padre, tal cual Jesús le llamaba. Pero Dios es también Madre.

Sri Ramakrishna veía a Dios como Madre principalmente. Si bien todo se había convertido en Dios, y había practicado Ramakrishna casi todas las religiones, se refería a Él de esta forma. O sea que Él era Ella, LA MADRE. La que da a LUZ.

Verán mis amados hermanos y hermanas mías: he tenido la dicha a lo largo de estos tiempos, de contar con más de una madre. Mi madre terrena, por cuyo intermedio y el de mi padre fue creado mi cuerpo para que mi espíritu descienda a él, y mis madres espirituales. Hablábamos de Sri Ramakrishna, quien estaba casado con Sri Sarada Devi. Su matrimonio había sido arreglado según las costumbres indias, cuando ellos eran niños. El veía en su esposa la representación de La Santa Madre, y así la llamaba. La Madre del Universo, era con quien él se había desposado. En su momento cumbre, Sri Ramakrishna clamó a su Madre: Si no te revelas a mí, ¿qué sentido tiene seguir sumido en la ilusión de Maya? Me cortaré ahora la garganta con este cuchillo, pues no deseo vivir si no puedo verte Madre! Y Su Madre se reveló una y otra vez, en todas sus formas...

Pero espiritualmente, desde muy niño, la figura de la virgen María (o Miryam, como era su nombre arameo - hebreo) causaba gran impacto en mí, por causas que aún mi maestro no ha querido revelarme. Y es así que sentí gracias a Su Esencia, a algunas mujeres más que hermanas, como madres. Aquí mismo en el portal, tengo una madre espiritual que siempre mana su amor hacia mi ser, y lo siento a través de miles de kilómetros físicos. Mi compañera de vida, con la que convivo desde hace unos años, a veces debe soportar mis estados de niño, que busca juegos y mimos. Y ella me trata en esos estados como una madre, que consuela y acaricia. Esto sucede más allá de la mente: el corazón devoto hace que muchas veces dejemos de ser hombres por un tiempo, para convertirnos en niños anhelantes de su Madre. Se dice que cuando Sri Ramakrishna desencarnó, parecía tener la edad mental de un niño de 3 años.

Yo os invito a que nos volvamos niños ante Dios, sobretodo a los varones, aquellos que hemos sido educados socialmente como fuertes y protectores, y practiquemos el concebirlo también como Madre que nos cuida y alimenta. Y miremos a las mujeres, el aspecto femenino de la Deidad, como madres. Veréis que bello se siente, cuanto amor brota naturalmente, cuanto se limpia la mente.

Y les he traído aquí un extracto de un monje vedantista llamado Swami Vijoyananda, sobre esta particular relación entre Sri Ramakrishna y su esposa, Sri Sarada Devi, no para que sea tomada como ejemplo, pues nuestras misiones no son la suya, sino como inspiración del alma. Lee atentamente:



En esa época, más o menos en el año 1871, Sri Sarada Devi, la Santa Madre, fue a Dakshíneswara, unos seis meses después de la muerte del señor Mathur, el yerno de la Rani Rashmoni. Mathur, desde el primer día de la llegada de Thakur, durante dieciséis años, le a la servido con dedicada atención y profundo cariño.



Antes de la llegada a Dakshineswara la Santa Madre habla visto a Thakur en Su pueblo natal, Kamarpukur, cuando ella tenía sólo catorce años. Era casi una niña, con sentimientos puros, muy nobles e inegoístas. De sus experiencias en compañía de Thakur, habla contando a sus amigas Intimas, grandes devotas de Thakur, lo siguiente: "En aquel entonces, día y noche sentía que en mi corazón había un cáliz lleno de dicha". Pasaron cuatro años más. La gente de Yairambati, el pueblo natal de la Santa Madre, decía que Thakur se había vuelto loco, que andaba desnudo repitiendo el Nombre de Dios, y otras cosas más. La menospreciaban diciendo que era la mujer de un loco. La Santa Madre, por el recuerdo de su experiencia anterior, aunque no quería creer en aquellas opiniones, sufría mucho, calladamente. Así es que decidió visitar a su esposo para comprobar la realidad personalmente, y caminando en compañía de su padre llegó a Dakshineswara. El primer día se dio cuenta y sintió íntimamente que su esposo, lejos de ser un loco, era un ser divino, lleno de amor puro y de todas las otras buenas y nobles cualidades que muchos aspiran tener.

Desde el primer día Thakur (Sri Ramakrishna) empezó a educar a la Santa Madre, preparándola como la madre, protectora y refugio espiritual de Sus apóstoles y miles de hijos devotos que irían a refugiarse a los benditos pies de ella, considerándola como la Divina y Salvadora Madre de todos los seres humanos. Sobre la pureza de la Santa Madre, decía Thakur a Sus íntimos discípulos: "Si ella no hubiera sido tan buena, si perdiendo su control me hubiera provocado, entonces, ¿quién sabe si mi mente, perdiendo el control no hubiera bajado al plano corpóreo? Después del casamiento pedí fervorosamente a la Divina Madre: "Madre, por favor, destruye completamente el concepto del sexo en mi esposa". Conviviendo con ella sentí en esa época que la Madre realmente había escuchado aquel pedido mío".



En las primeras noches la Santa Madre dormía en la misma habitación con Thakur. Casi todas las noches Thakur permanecía en estado de samadhi. Ella todavía no tenía ni noción de aquel estado superior; a veces, asustada, salía afuera y llamaba al sobrino de Thakur, que conocía el modo de hacer bajar la mente al plano físico repitiendo fórmulas sagradas a Su oído. Viéndola tan desconcertada, Thakur le enseñó diversos mantrams que ella debía repetir según la clase de samadhi. Poco más tarde, Thakur arregló todo para que ella pudiera habitar y dormir en una habitación cercana a la suya. Arriba de esa habitación, la anciana madre de Thakur había vivido durante varios años.



En esta pequeña pieza, la Santa Madre, con dos intervalos de casi dos años cada uno, pasó casi catorce años atendiendo personalmente la comida y otras necesidades de Thakur; al mismo tiempo aprendía y practicó varias sádhanas.



Pasaron cerca de dos años y Thakur pudo notar que en la compañía de la Santa Madre ni por un sólo momento surgían las ideas corpóreas; más bien consideraba a ella como una parte de la Divina Madre o como la manifestación pura de lo Supremo, lo Absoluto (Existencia-Conciencia-Dicha). Entonces sintió que Su mente ya se había establecido naturalmente en el plano Divino y que, realmente,. Él era la Encarnación Divina y que Sus anteriores prácticas habían sido hechas para que sirvieran de ayuda a los aspirantes espirituales de todas las religiones.



Por la Gracia de la Divina Madre, Thakur sintió íntimamente que Su sádhana había terminado y que la unión con la Madre era tan completa, que cualquier idea o deseo que surgía en Su mente era la Divina Voluntad. Por dicha Voluntad en Su mente surgió un deseo extraordinario y sin vacilación le dio el curso debido. Thakur quiso adorar a la Madre del universo en una noche auspiciosa, pero de una manera excepcional. No lo hizo en el templo ni públicamente en la santa imagen de la Madre Kali. Esa significativa adoración fue la más mística de toda Su vida. Pidió a su sobrino Hridaia que dejara bien arregladas todas las cosas necesarias en Su habitación, y ya de antemano había avisado a la Santa Madre para que estuviera presente allí, cerca de las nueve de la noche. La Santa Madre llegó a la hora indicada y se sentó cerca de Thakur, mirando todos los preparativos del culto. Thakur se sentó para la adoración e indicó a la Santa Madre que lo hiciera sobre el asiento especialmente decorado. La Santa Madre, que mientras observaba el comienzo del culto se sentía transportada a un estado de conciencia superior, tomó el asiento indicado. Entonces, Thakur roció el cuerpo de ella con el agua previamente bendecida y pronunció la siguiente oración en sánscrito: «¡Oh Madre, oh Dueña de la omnipotencia, abre la puerta de Tu misericordia! Purifica su cuerpo y su mente y, revelándote en ella, comienza Tu extraordinaria obra de misericordia a través de ella.» Luego siguió el culto durante cierto tiempo y pronto la Santa Madre entró en el dichoso samadhi. Durante algunos minutos, en un estado elevado, Thakur continuó Su culto, pronunciando mantrams muy sagrados. Inmediatamente, también Él se surmergió en profundo samadhi. Los dos quedaron en ese estado durante varias horas. Cerca de la madrugada fue Thakur quien descendió al estado semiconsciente y con la siguiente fórmula muy sagrada, saludó a la humana-divina forma de la Santa Madre, con quien se había unido en el muy elevado plano de la espiritualidad. Recitó Thakur: "Te saludo, ¡Oh Madre!, viva figura de la esencia de la suprema bondad y la omnipotencia activa. Tú eres la Suprema Divinidad manifestada, ¡oh Madre! Te saludo repetidas veces." Terminada la oración, Thakur ofreció a los benditos pies de la deificada Santa Madre Su rosario santificado con más de doce años de diversas prácticas espirituales de hinduismo, islamismo y cristianismo.



Esta suprema adoración mística la hizo Thakur en 1873. La eterna compañera de lo Supremo, la Divina Voluntad, fue despertada. Poco a poco, ella también sintióe en sí, la particular divina misión de dar protección a las personas que tomarían refugio a sus pies. Más adelante, en una ocasión, en Dakshineswara mismo, Thakur advirtió a la Santa Madre que no debería recibir a cierta mujer de mala fama que habla llevado una vida inmoral. La Santa Madre le contestó dulcemente: "Sé todo al respecto de ella, pero no puedo abandonarla; ella me ha llamado 'Madre'; a cualquiera que me llame 'Madre', yo le daré refugio y lo salvaré." Oyendo esto, en silencio, Thakur regresó a Su habitación. Seguramente quedó muy complacido sabiendo que la Santa Madre era plenamente consciente y activa de su misericordiosa Divinidad.



Más adelante, después de la desaparición física de Thakur, vivió y actuó como la verdadera madre espiritual de todos los monjes hijos de Thakur, y de los devotos y devotas de Él. Algunos de ellos recibieron la muy mística y sagrada iniciación de ella. Años después, miles de devotos y devotas de todas partes de la India y algunos del occidente tomaron refugio en ella, y todos fueron asegurados de su salvación. Unos días antes de dejar el cuerpo, Thakur llamó a Su habitación a la Santa Madre y a solas le dijo: "Ya me voy, dejo todo en tus manos; tú tienes que protegerlos y guiarlos". La Santa Madre dijo llorando: "Me iré contigo". Entonces, Thakur le contestó con cierta firmeza: "No, tú tienes que quedarte; hay mucho que hacer. La gente está sumergida profundamente en el materialismo; tienes que levantarlos de esa ciénaga del «oro y sexo" y del tan nocivo egoísmo. Todas las veces que tuve que encarnarme tú me acompañaste, pero hasta ahora no habías asumido una actitud activa. Esta vez tú tienes que manifestar tu real naturaleza de destruir la ignorancia, iluminar a la gente, darle la verdadera devoción y, por último, salvarla." Oyendo esto, la Santa Madre guardó silencio. Más adelante, contó todo eso a Su muy devota compañera Yoguin-Ma y a Swami Saradananda. Ninguno de los apóstoles de Thakur hacía diferencia alguna entre ella y Thakur. Más aún, los más grandes entre ellos, muchas veces, maravillados de su superior control del poder divino, decían que la Santa Madre vivía constantemente en el elevadísimo estado del samadhi, pero que como era todopoderosa, bajando un poco a la conciencia normal, vivía como una mujer común limpiando verduras y haciendo los quehaceres de la modesta casa. La gente no se daba cuenta que ella era la Madre del universo. La Santa Madre al igual que Thakur, sigue iluminando a los que invocan su gracia, y aparece ante ellos, les aconseja y les da la iniciación salvadora con sagrados mantrams. Así como nadie conoció ni conocerá intelectualmente a Dios o a Sus Encarnaciones, pero muchos fueron, son y serán salvados de la terrible ronda de "nacimiento y muerte", así nadie conoció ni conocerá la verdadera realidad de la Santa Madre; pero todos aquellos que tomaron y toman refugio a sus benditos pies, fueron y serán liberados por su misericordia.



Aquí tengo que hacer un resumen de la experiencia ínfima de Thakur después de deificar a la Santa Madre, Su Shakti, Su constante compañera en todas las Encarnaciones y Su elegida consorte, figura de pureza, amor y renunciamiento. Decía Thakur: "Como nadie puede separar la leche de su blancura, así nadie puede separar a Brahman de Su Shakti. Son tan sólo dos aspectos, nunca dos entidades diferentes."



Después de realizar al Único Dios por todas las religiones existentes en Su tiempo, aunque posteriormente vivió a veces como gñani (conocedor), bhakta (devoto) y yogui, para que la gente pudiera acercarse, ser aconsejada en temas espirituales (y varias personas fueron salvadas), Thakur sintió en adelante Su completa unión con la Suprema Divinidad y que Él era una Encarnación especial. A veces, muy íntimamente, decía a algunos de Sus jóvenes discípulos: "Un dedicado devoto o aspirante espiritual, ya sea siguiendo el sendero del gñana (conocimiento) o del yoga, por las largas y continuadas prácticas que ocupan la vida entera, al lograr la visión divina, por Su misericordia realiza la Paz Suprema. Pero aquí (indicando Su propia persona; porque en esta época muy rara vez decía yo hice tal o cual práctica, etcétera) todos los senderos han sido recorridos, y el ishtam (ideal) ha sido realizado, y cada aspecto y forma de la única Divinidad está presente aquí. Todos están aquí." Tres grandes maestros con su realización particular y profunda erudición de los sagrados textos correspondientes a su escuela, opinaron lo siguiente durante Su vida: Dijo el Pandit Padmalochan, que lo conoció después de Su sádhana del Tantra: "No veo ninguna diferencia entre Tú y la Madre. En Ti veo el advenimiento de Dios y Su Voluntad." El realizado gran devoto de la escuela vaishnávica, el santo Vaishnavacharan, componiendo un himno en sánscrito, le adoró delante de todos como Encarnación Divina. Y el gran sabio espiritual Pandit Gourikanta también declaró ante muchos visitantes: "Veo en Ti manifestados perfectamente todos aquellos estados mencionados en las sagradas escrituras; más aún, en Ti se han manifestado otros diversos estados que no son mencionados en aquellos libros sagrados; tu estado ha sobrepasado todo lo que se dice en los Vedas y el Vedanta. Tú no eres un simple hombre; en Ti está presente Aquello de donde proceden los Avataras (Encarnaciones Divinas)." (Todo esto que estoy citando sobre la gran vida de Thakur, fue escrito por el Swami Saradananda. Digo con toda franqueza que no me atrevo a dar una explicación. Mi posición es la de un servidor muy humilde que lo ama).



Del libro "Sri Ramakrishna - Dios Hombre", Swami Vijoyananda, Kier S.A., 1976, Buenos Aires, Argentina




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