"Ser inmoral es gastar dinero en aburrirse, ser moral es aburrirse gratis"



sábado, 11 de septiembre de 2010

LA ULTIMA CENA

La última Cena...

Siendo la segunda semana de abril, y estando en los tiempos de la Pascua que muchos cristianos conmemoran, mas pocos respetan, me dirijo a todos quienes me hacen el honor de visitar este humilde portal de espiritualidad, con mi mayor reverencia y afecto.

En esta ocasión, traigo un texto del Evangelio del Libro "Esta es Mi Palabra", referente a los tiempos de Pascuas previos a la culminación de la misión del Señor Cristo hace 2000 años atrás. Os pido que lo leáis detenidamente, que imaginéis la escena y el rostro de los que en ellas participan. Buscad en vuestro espíritu el sentir de los hombres de aquel tiempo, y mirad al buen Jesús, el Cordero de Dios, quien venía a cumplir el máximo mandato como Encarnación Plenaria.

El dolor por el que atravesó fue inimaginable, pero su Amor también. Nuestra humanidad apenas puede concebir tan Alta tarea tomada voluntariamente por Él. Así es que si no crees en Cristo, lee este fragmento como una historia posible, y si crees en Él, ámale más aún, pues en estos días su Yo Crístico de manifiesta más visiblemente en nuestros corazones.



LAS PASCUAS (Cap. 78 del Libro Esta es mi Palabra, Alfa y Omega) recuerda: hay un link al libro en la sección enlaces

1. Por la tarde vino El a la casa donde se hallaban reunidos los Doce y los que les acompañaban, Pedro, Santiago, Tomás, Juan, Simón, Mateo, Andrés, Natanael, Santiago, Tadeo, Judas y Felipe y sus compañeros (y estaba también Judas Iscariote, contado por las gentes entre los Doce, hasta el tiempo en que se desenmascaró).

2. E iban todos vestidos con túnicas de puro lino blanco, pues el lino es la justicia de los santos. Y cada uno llevaba el color de su tribu; pero el Maestro llevaba Su túnica de blanco puro, sin costura ni mácula. (Cap. 75, 1-

3. Y empezaron a disputar sobre quién había de ser considerado como el más grande. El les dijo al respecto: "los reyes de los paganos ejercen dominio sobre ellos, y los que dominan son llamados benefactores. Pero vosotros no debéis ser así. Quien de vosotros sea el más grande, debe ser como el menor, y, quien sea el primero, debe servir".

4. Y Jesús dijo: "con anhelo he deseado celebrar esta cena pascual con vosotros antes de sufrir, a fin de instituir el memorial de Mi sacrificio para servicio y para la Redención de todos los hombres; pues he aquí que llega la hora en que el Hijo del hombre será entregado en manos de los pecadores".



5. Y uno de los Doce Le preguntó: "¿soy yo, Señor? Y El contestó: "aquel a quien dé el bocado, ése es".

6. Y Judas Iscariote Le dijo: "mira, hay pan sin levadura, vino mezclado, aceite y hierbas, pero ¿dónde está el cordero que ordenó Moisés?" (Pues Judas había comprado el cordero, pero Jesús había prohibido que fuera degollado). (Cap. 75, 3-6)
7. Y Juan predijo desde el Espíritu: "ved al cordero de Dios, el buen Pastor, que da la vida por Sus ovejas". Judas se turbó al oír estas palabras, pues sabía que Lo traicionaría. Pero una vez más preguntó Judas: "Maestro, ¿no está escrito en la Ley que debe degollarse un cordero para la fiesta de la Pascua, dentro de los portales?"

8. Y Jesús respondió: "cuando Yo sea levantado en la cruz, será en verdad degollado el cordero; pero ¡ay de aquel por quien sea entregado en manos de los matarifes! Mejor le fuera no haber nacido.

9. "En verdad os digo que he venido para eso al mundo, para abolir todo sacrificio de sangre y el comer carne de animales y pájaros, sacrificados por hombres. (Cap. 75, 7-9)
10. "En el principio Dios dio a todos, como alimento, los frutos de los árboles, los granos y las hierbas; pero los que se amaban más a sí mismos que a Dios o a su prójimo, corrompieron sus costumbres y trajeron enfermedades a sus cuerpos y llenaron la Tierra de avideces y crueldad. (Cap. 75, 10)
11. "No derramando sangre inocente, sino mediante una vida honesta encontraréis la paz de Dios. Me llamáis el Cristo de Dios, y decís bien; pues Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.

12. "Recorred este Camino, y encontraréis a Dios. Buscad la Verdad, y la Verdad os hará libres. Vivid en la Vida, y no veréis la muerte. Todas las cosas viven en Dios, y el Espíritu de Dios llena todas las cosas. (Cap. 75, 11-12)
13. "Guardad los mandamientos. Ama a tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo. De esto penden toda la Ley y los Profetas. Y el compendio de la Ley es esto: no hagáis a nadie lo que no queréis que otros os hagan a vosotros. Haced a otros lo que queréis que otros os hagan.

14. "Benditos sois los que cumplís este mandamiento; pues Dios es manifiesto en todas las criaturas. Todas las criaturas viven en Dios, y Dios está oculto en ellas".

15. Y luego Jesús mojó un bocado y lo dio a Judas Iscariote, diciendo: "lo que vas a hacer, hazlo pronto". Pero éste, tras haber recibido el bocado, salió inmediatamente. Y era de noche.

16. Tras haber salido Judas Iscariote, dijo Jesús: "ahora es glorificado el Hijo del hombre entre Sus Doce, y Dios es glorificado en El. Y en verdad os digo que los que os acojan, Me estarán acogiendo a Mí, y los que a Mí Me acojan, estarán acogiendo al Padre, que Me ha enviado. Y a vosotros, que Me seguís en la renovación espiritual como elegidos Míos, os erigiré un reino, como a Mí Me ha sido erigido uno; y vosotros, que habéis permanecido fieles a la verdad, os sentaréis sobre doce tronos y juzgaréis a las doce tribus de Israel". (Cap. 75, 13-16)
17. Y uno Le preguntó: "Señor, ¿volverás a erigir el reino de Israel?" Pero Jesús respondió: "Mi Reino no es de este mundo, ni son Israel todos los que se llaman Israel. (Cap. 75, 17)
18. "Aquellos de cada pueblo que no se manchan con crueldad, que practican la justicia, que aman la misericordia y honran las obras de Dios, que prestan ayuda a los débiles y oprimidos - ésos son el Israel de Dios". (Cap. 75, 18)


CAPITULO 76

El lavatorio de los pies. La última Comida con el Señor

1. Y terminada la cena pascual, encendieron las luces, pues era tarde. Y Jesús se levantó de la mesa, se quitó las vestiduras exteriores y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en la jofaina, lavó los pies de los cuatro veces doce, y se los enjugó con la toalla que tenía ceñida.

2. Y uno de ellos dijo: "Señor, no deberías lavarme a mí los pies". Y Jesús respondió: "si no te lavo, no tendrás parte conmigo". Y él contestó: "Señor, no sólo los pies, sino también la cabeza y las manos".

3. Y Jesús le dijo: "el que viene del baño no necesita lavarse, tiene que lavarse tan sólo los pies, pues está completamente limpio". (Cap. 76, 1-3)
4. Habiéndose puesto de nuevo Su túnica del más puro lino blanco, sin mancha ni costura, se sentó de nuevo a la mesa, y les dijo: "¿sabéis qué he hecho con vosotros? Vosotros Me llamáis Señor y Maestro, y decís bien, pues lo Soy. Y así como ahora he lavado vuestros pies, también debéis lavaros los pies unos a otros; pues os he dado ejemplo, para que vosotros hagáis lo que Yo he hecho con vosotros.

5. "Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros, y a todas las criaturas de Dios. El amor es la consumación de la Ley. El amor procede de Dios, y Dios es amor. Quien no ama, no conoce a Dios.

6. "Ahora estáis purificados por la palabra que os he hablado. En esto todos conocerán que sois Mis discípulos; en que os amáis unos a otros y mostráis amor y misericordia para con todas las criaturas de Dios, especialmente para con las que son débiles y oprimidas, y que sufren, siendo inocentes; pues la Tierra entera está llena de lugares oscuros de crueldad, de pena y miedo, a causa del egoísmo y de la ignorancia de los hombres. (Cap. 76, 6)
7. "Os digo que améis a vuestros enemigos, que bendigáis a quienes os maldigan y les déis luz que alumbre sus tinieblas, y que el espíritu del amor habite en vuestros corazones y se derrame sobre todos. Y una vez más os digo: amaos unos a otros, y a todas las criaturas de Dios". Y al terminar El, dijeron todos: "alabado sea Dios". (Cap. 76, 7)

8. Y entonces alzó la voz, y todos se juntaron y dijeron: "como el ciervo desea el riachuelo, así mi alma Te desea a Ti, ¡oh Dios!" Y al terminar, uno trajo un incensario lleno de brasas encendidas, en el cual El echó incienso, el mismo incienso que Su madre Le había dado el día de Su revelación,* y la dulzura del perfume llenó la sala. (Cap. 76, 8)
9. Colocando entonces Jesús delante Suyo una fuente y tras ella el cáliz, levantó los ojos al cielo, dio gracias a Dios por Su bondad en todas las cosas y con todos, y tomó en Sus manos el pan ázimo y lo bendijo. Entonces mezcló el vino con agua y lo bendijo. Entonó la invocación del siete veces santo nombre, llamando a la Trinidad para que hiciera descender al Espíritu Santo y convirtiera el pan en Su cuerpo, es decir en el cuerpo de Cristo, y el vino en Su sangre, es decir en la sangre de Cristo, para obtener el perdón de los pecados y la vida eterna para todos los que obedecen el Evangelio. (Cap. 76, 9)
10. Y levantando las ofrendas hacia el cielo, dijo: "el Hijo del hombre será elevado de la Tierra, y atraeré hacia Mí a todos los hombres. Entonces todos sabrán que he sido enviado por Dios".

11. Y habiendo acabado esto, Jesús pronunció las siguientes palabras, levantando los ojos al cielo: "Abba, ha llegado la hora. Glorifica a Tu Hijo, para que Tu Hijo sea glorificado en Ti.

12. "Sí, Tú Me has glorificado, Tú has llenado de fuego Mi corazón, Tú has puesto luces a Mi derecha y a Mi izquierda, para que ninguna parte de Mí esté sin luz. Tu amor brilla a Mi derecha, y Tu sabiduría a Mi izquierda. Tu amor, Tu sabiduría y Tu poder son en Mí manifiestos.

13. "Yo Te he glorificado en la Tierra, he consumado la obra que Me encomendaste; Santo Uno, guarda por Tu nombre a los Doce y a sus compañeros, que Me diste para que lleguen a ser uno, igual que nosotros somos uno. Mientras estaba con ellos en el mundo, los conduje en Tu nombre, y ninguno se ha perdido; pues el que nos dejó no era uno de nosotros, pero oro por él, para que sea salvado. Padre, perdónale, pues no sabe lo que hace.

14. "Y ahora voy a Ti, y digo estas cosas al mundo para que Mi gozo se cumpla en ellos. Les doy Tu palabra y el mundo les odia, pues no son de este mundo, igual que Yo no Soy del mundo.

15. "No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal mientras estén en el mundo. No son de este mundo, igual que Yo no Soy del mundo. Bendícelos por Tu verdad. Tu palabra es verdad. Como Tú Me enviaste al mundo, así también les envío Yo al mundo, y Me santifico por ellos, para que también ellos sean santificados por la verdad.

16. "No oro sólo por ellos, sino por todos los que se unirán a ellos y por los Setenta y dos que también envié, y por todos los que creerán en la verdad a través de Tu palabra, para que también ellos lleguen a ser uno, como Tú, Santísimo, eres en Mí y Yo en Ti; para que también lleguen a ser uno en Ti, a fin de que el mundo comprenda que Tú Me enviaste.

17. "Padre Santo, quiero también que todos los que Me has dado, sí, todos los que viven, estén conmigo donde Yo estoy, para que participen de la gloria que Tú Me das, ya que Tú Me amas en todos, y a todos en Mí, desde antes de haber sido creado el mundo.

18. "El mundo no Te ha reconocido en Tu justicia, pero Yo Te reconozco, y éstos saben que Tú Me has enviado.

19. "Y les he anunciado Tu nombre, para que el amor con que Tú Me has amado esté en ellos, y para que de ellos se derrame sobre todas Tus criaturas, sí, sobre todas". Y habiendo pronunciado estas palabras, todos levantaron con El sus voces y oraron tal como les había enseñado: (Cap. 76, 10-19)
20. "Padre nuestro, que estás sobre nosotros y en nosotros, santificado sea Tu nombre, en trinidad. Venga Tu Reino, en sabiduría, amor y justicia. Hágase por siempre Tu santa voluntad, en la Tierra como en el Cielo. Danos diariamente el participar de Tu santo pan y el fruto de Tu vid viva. Que así como Tú perdonas nuestra culpa, perdonemos a los que pequen contra nosotros. Mientras intentamos conducir a otros al perfeccionamiento, haznos perfectos en Tu Cristo. Regálanos Tu bondad, para que podamos hacer lo mismo con los demás. En la hora de la tentación, líbranos del mal.

ACLARACIÓN DEL PORTAL: la versión traducida directamente del arameo según la palabra de mi maestro del Padrenuestro es la siguiente:

Padre Nuestro, que Esencia Eres; Santificado Sea Tu Nombre. Venga a nosotros Tu Soplo. Hágase Tu Voluntad en el Cielo como así también en la Tierra. El Pan de Tu Ley danos hoy, y perdónanos nuestras confesiones, así como nosotros perdonamos a los que nos deben, y no nos dejes entrar en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

21. "Pues Tuyos son el Reino, el poder y la gloria; en el principio, ahora y por siempre. Amén".

(Cap. 76, 20-21)


22. Entonces nuestro Maestro tomó el santo pan y lo partió, e igualmente el fruto de la vid, y lo mezcló, y los bendijo. Y echó un trocito del pan en el cáliz, y bendijo la santa unión. (Cap. 76, 22)
23. Y entonces dio a Sus discípulos el pan que había bendecido, diciendo: "comed, este es Mi cuerpo, el cuerpo del Cristo, que se da por vosotros para la Redención del cuerpo y del alma".

24. Del mismo modo les dio el fruto de la vid bendecida por El, diciéndoles: "bebed, pues esta es Mi sangre, la sangre del Cristo, que se derrama por vosotros y por muchos, para la redención del alma y del cuerpo".

25. Y habiendo participado todos, les dijo: "cuantas veces os reunáis en Mi nombre, haced esta ofrenda en memoria Mía, preparad el pan de vida eterna y el vino de eterna redención y comed y bebed de ellos con el corazón puro, y recibiréis la Substancia, y la vida de Dios, que habita en Mí". (Cap. 76, 23-25)
26. Y habiendo cantado un canto de alabanza, Jesús se puso en pie en medio de Sus apóstoles, y caminando éstos alrededor de El, que era su punto central, como en una danza solemne, se regocijaron en El. Y entonces salió camino del monte de los Olivos, y Sus discípulos Le siguieron.

27. Judas Iscariote había ido a la casa de Caifás y le dijo: "acaba de celebrar la cena pascual, dentro de la ciudad, con el pan ázimo en lugar del cordero. Yo había comprado el cordero, pero prohibió que fuera matado. He aquí que el hombre al que lo compré, es testigo.

28. Y Caifás desgarró sus vestiduras y dijo: "en verdad, esta no es la fiesta pascual, conforme a la Ley de Moisés. Ha cometido un delito merecedor de muerte, pues es una grave transgresión de la Ley. ¿Para qué necesitamos más testigos? Incluso han entrado ahora dos ladrones en el templo y han hurtado el libro de la Ley, y esto es el resultado de Sus enseñanzas. Digamos esto a las gentes que Le siguen, pues temen al poder de la Ley". (Cap. 76, 26-28)
29. Y uno que se hallaba cerca, al salir Judas, le preguntó: "¿crees que Lo matarán?"

30. Y Judas dijo: "no, pues hará algún milagro para librarse de sus manos. Cuando en la sinagoga de Cafarnaúm ellos se levantaron contra El y Lo llevaron a la cima de un monte para precipitarle abajo, ¿no pasó El incólume por en medio de ellos? Seguro que volverá a escapar de ellos y se proclamará abiertamente, estableciendo el Reino del que habla". (Cap. 76, 29-30)


CAPITULO 77

El sufrimiento en el huerto de Getsemaní

1. Mientras iban hacia el monte de los Olivos, Jesús les dijo: "esta noche seré una contrariedad para todos vosotros, pues escrito está: 'golpearé al Pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño'; pero después de haber resucitado, os precederé a Galilea".

2. Simón respondió diciéndole: "aun cuando todos se escandalicen, en ningún caso me escandalizaré yo". Y Jesús le dijo: "Simón, Simón, mira que Satanás quería poseerte y hacerte pasar por el tamiz como al trigo. Pero Yo he orado para que tu fe no desfallezca. Y cuando hayas llegado a estar firme, fortalece a tus hermanos".

3. Y él Le dijo: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo a prisión y a la muerte". Y Jesús dijo: "te digo, Simón, que esta noche no cantará el gallo antes de que por tres veces hayas negado conocerme".

4. Habiendo cruzado el riachuelo Cedrón, fue Jesús con ellos al huerto de Getsemaní. Y El dijo a Sus discípulos: "sentaos aquí mientras Yo voy allí a orar". (También Judas, que Le traicionó, conocía el lugar, pues Jesús a menudo permanecía allí con Sus discípulos).

5. Entonces les dijo: "Mi alma está desde ahora triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo".

6. Y adelantándose un poco, se postró sobre Su rostro, y oró diciendo: "oh Padre Mío, si es posible, haz que pase de Mí este cáliz; pero no se haga como Yo quiero, sino como quieras Tú".

7. Y se Le apareció entonces un ángel del Cielo, que Le confortó. Y viniendo a Sus discípulos, al encontrarlos dormidos dijo a Pedro: "¿no habéis podido, pues, velar conmigo una hora?

8. "Velad y orad, para no caer en la tentación: cierto que el espíritu tiene buena disposición, pero la carne es débil".

9. De nuevo, por segunda vez, se fue y oró: "oh Padre Mío, si no es posible, si este cáliz no puede pasar de Mí, hágase Tu voluntad".

10. Y lleno de angustia, oró con más fervor; y Su sudor caía sobre la tierra, como si fueran gruesas gotas de sangre.

11. Y volvió y los encontró dormidos; pues les pesaban los ojos.

12. Y los dejó y se alejó de nuevo y oró por tercera vez, diciendo: "oh Padre Mío, no se haga Mi voluntad sino la Tuya, en la Tierra como en el Cielo".

13. Entonces volvió a Sus discípulos y les dijo: "dormid ya y descansad, he aquí que está cerca la hora en que el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos: mirad, está aquí el que Me traiciona". (Cap. 77, 1-13)


CAPITULO 78

La traición de Judas. La negación de Pedro



1. Mientras aún hablaba, he aquí que vino un grupo, y Judas, llamado Iscariote, le precedía; pues Judas había recibido de los sumos sacerdotes y fariseos un grupo de soldados y oficiales. Habían ido allí con linternas, antorchas y armas.

2. Jesús sabía todo lo que tenía que sucederle. Salió y les dijo: "¿a quién buscáis?" Le respondieron: "a Jesús de Nazaret". Jesús les dijo: "Soy Yo".

3. Cuando les hubo dicho, 'Soy Yo', retrocedieron y cayeron al suelo. Cuando se hubieron levantado, les preguntó otra vez: "¿a quién buscáis?" Y dijeron: "a Jesús de Nazaret". Jesús respondió: "Soy Yo". Y al oír esto, retrocedieron de nuevo y cayeron al suelo. Y cuando se hubieron levantado, preguntó de nuevo: "¿a quién buscáis?" Y dijeron: "a Jesús de Nazaret". Y Jesús respondió: "os he dicho que Soy Yo; si Me buscáis a Mí, dejad ir a éstos".

4. Entonces el traidor les dio una señal, diciendo: "aquel a quien yo bese, ése es, prendedle".

5. Y acercándose a Jesús, dijo: "salve, Maestro", y Le besó. Y Jesús le dijo: "amigo, ¿por qué has venido? ¿Con un beso traicionas al Hijo del hombre?"

6. Entonces dijo Jesús a los sumos sacerdotes y superiores del templo y ancianos que habían venido: "habéis salido como cuando hay un ladrón, con espadas y con garrotes. Cuando cada día estaba en el templo, no extendisteis las manos hacia Mí; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas".

7. Entonces se acercaron y le sujetaron con sus manos. Y Simón Pedro extendió la mano, sacó la espada y alcanzó a un siervo del pontífice, cortándole una oreja.

8. Entonces Jesús le dijo: "envaina tu espada en su lugar, pues los que tomen la espada, perecerán por la espada". Y Jesús tocó su oreja y le curó.

9. Y a Pedro le dijo: "¿crees que no puedo ahora rogar a Mi Padre que Me envíe inmediatamente a más de doce legiones de ángeles? Pero ¿cómo se podrá entonces cumplir la escritura según la cual esto tiene que suceder?"

10. Entonces Le abandonaron todos los discípulos, y huyeron. Los que prendieron a Jesús Le llevaron a Caifás, el pontífice; pero primero Le condujeron a Anás, el suegro de Caifás, este último pontífice aquel año.

11. Era Caifás el que había dado a los judíos el consejo de que sería beneficioso que un hombre muriera por los pecados del pueblo.

12. Estaban reunidos los escribas y los ancianos, y Pedro, Juan, y Judas siguieron de lejos hasta el palacio del pontífice. Entrando, se sentaron con los siervos para ver en qué terminaría aquello.

13. Y éstos habían encendido fuego en medio del atrio; y sentándose ellos, Pedro se sentó también entre ellos y se calentaba.

14. Viéndole una sierva sentado junto al fuego, lo observó atentamente y dijo: "este hombre también estaba con El". El Le negó diciendo: "no Le conozco, mujer".

15. Y al poco rato, le vio otro y dijo: "tú también eres uno de ellos". Y Simón Pedro dijo: "hombre, yo no soy".

16. Y antes de transcurrir una hora, otro aseguró, de modo convincente: "en verdad que éste estaba con Jesús de Nazaret; su hablar le delata".

17. Y Simón negó por tercera vez, con un juramento, dicendo: "no conozco a ese hombre". Y al instante, mientras aún hablaba, cantó el gallo.

18. Y el Señor se volvió y miró a Simón. Y Simón se acordó de la palabra del Señor, de que le había dicho: "antes de que ese día cante el gallo, Me habrás negado tres veces". Y Simón salió fuera y lloró amargamente. (Cap. 78, 1-18)


FIN DEL EXTRACTO...

Pensad en estas fechas en el Señor en cualquiera de sus formas, y haced un amoroso silencio en vuestra mente, para que su Voz se manifieste. Hasta la próxima!!!

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